Corrección de cicatrices
Las cicatrices son el resultado de un proceso de recuperación de la piel tras sufrir una agresión. Las agresiones pueden ser externas (traumtismos o intervenciones quirúrgicas) o provocadas por enfermedades o procesos inflamatorios como por ejemplo, el acné. Habitualmente el proceso de cicatrización finaliza con una recuperación imperceptible de la piel dañada. Pero en otras ocasiones pueden persistir señales visibles que hacen que esas cicatrices sean antiestéticas. La mayoría de estas cicatrices puede ser corregida. En aquellas que predominan los cambios de coloración se pueden empelar diferentes tipos de luz y láser para corregirlas. En el caso de que estén sobreelevadas, la combinación de infiltraciones de corticoides y la exposición a láseres o fuentes de luz subablativas puede aydar a aplanarlas. Aquellas que presenten una textura irregular pueden corregirse con láseres ablativos y, si por el contrario, son muy profundas o con una gran pérdida de volumen, se recurrirá a una corrección quirúrgica o el relleno con ácido hialurónico.