Un tumor pulmonar está formado por una masa de células que crecen y se multiplican rápidamente y de forma anormal en el interior del pulmón. Se diagnostican siempre a través de una radiografía de tórax y pueden originar cicatrices, inflamaciones, infecciones u otras patologías más graves, como el cáncer de pulmón. Existen tumores de dos tipos: los benignos, formados por células muy semejantes a las normales y que permanecen en su localización primaria; y los malignos, que son lesiones poco frecuentes comparados con los malignos, y que se caracterizan por ser invasivos, graves y producir metástasis (propagación a otras zonas). Para descartar la posibilidad de que el tumor sea maligno hay que realizar, aparte de la radiografía de tórax, una tomografía de tórax, y una biopsia. Los tumores benignos más frecuentes son los adenomas bronquiales, los hamartomas (90%) y los papilomas. Todas estas manifestaciones benignas se operan para su extirpación quirúrgica.